entre las fotos y los textos, ahí estoy yo


El primer salto. Es lo mas difícil. ¿Por donde empezar? ¿Qué puedo decir que no se haya dicho? ¡¿Tengo permitido hablar?!

Se acerca la habilitación: si Mariana, podes hablar. ¿Qué vas a decir ahora? De todos esos discursos que enuncias en la bañadera. De todas esas reflexiones con las que a veces deslumbras a tus compañeras. ¿Hay algo ahí que realmente pueda ser dicho? Que terror decir cuando efectivamente hay un otro que recibirá el mensaje: en la soledad mis monólogos son siempre más interesantes.

Pero tengo que elegir un tema, tengo que dar ese salto. ¿Por qué? Porque ahí esta mi deseo. Y, a pesar de las patadas que me dé Tánatos, yo no soy lo suficientemente débil para rendirme. Y si hubo un sueño que me acompaña desde mi más temprana edad es que alguien por fin lea mis palabras.

Cuando comencé con el modelaje erótico, no tuve experiencias gratificantes. Primero me encontré con la impotencia, con la vergüenza y la imposibilidad de ser en la cámara quien realmente era en la cama. Ese pasaje es un largo camino. Pero no lo sabía. Y entonces me tope con la frustración y con las ganas de dejarlo todo.

Y así me siento ahora, mientras escribo. ¿Cómo poner en este texto todo aquello que suelo ser cuando pienso? ¿Cómo enunciar en un discurso narrativo consistente y coherente todas mis ideas e intuiciones hacia un tema que me intriga? ¿Hago una lista de puntos que debo abordar? ¿Hago una investigación por internet sobre que lo que otras personas opinan? ¿O me lanzo al vacío y dejo que emerja mi creatividad?

Prefiero el vacío, sinceramente. No soy una persona de metodologías. Aunque las siga, obviamente. Pero con el arte me gusta ese pensar con no-pensar. Ese pensar que escapa las técnicas y las lógicas, que solo es, que se desparrama, y solo se va dando una forma, y emerge en una cosa nueva: un texto, un dibujo, una imagen, lo que sea.
Cuando empecé a escribir, lo hice por necesidad: necesitaba hablar. Cuando me empecé a sacar fotos a mi misma, lo hice por necesidad: necesitaba saber quién era en verdad. Ambas actividades las inicie a muy temprana edad. Me adentre en la escritura en segundo grado de primaria, especialmente poesías y cuentos. Con los años me fui evocando mas a la mera catarsis. Me gustaba la idea de escribir lo que sentía o lo que me pasaba, pero no como un simple escupitajo de soledad, sino que además quería que tuviese un principio y un final, que tenga un sonido, una consistencia que al leerse pese por su propia cuenta. Me gustaba mucho, también, escribir canciones. Me inventaba melodías en mi cabeza y en base a ellas escribía una suerte de poesía. La melodía me abría el camino a la rima, y la rima me abría el camino a la expresión de lo que me pasaba.

Con las fotos, podría animarme a decir que algo similar sucedió.  Así como comencé a escribir cuando supe escribir, comencé a sacarme fotos cuando pude tener una cámara con la cual hacerlo. La motivación siempre la viví con culpabilidad. Ese goce de verme a mi misma me hacia sentirme sucia, corrompida, como una cristiana teniendo sexo antes del matrimonio. Pero no es algo que pude dejar de hacer a pesar de ello. Necesitaba lograr algo con mi imagen. Necesitaba verme. El espejo no me bastaba. Había algo de ignorancia ante mi propia imagen que me motivaba a hacerlo. No era algo superficial, en absoluto. Mi interés no era simplemente verme a mi misma, sino verme desde un lugar determinado. Miraba los fotologs de otras personas y me preguntaba cómo hacían para verse de esa forma, qué era lo que tenían.

Entonces empecé a probar, con mi humilde celular. Me ponía el temporizador, y empezaba a posar. Probaba ángulos, luces, expresiones, poses. Todo. Casi nunca quedaba conforme. Pero jamás me rendí. Así como la escritura. Tal vez nadie me leía, tal vez nadie le daba like a mi foto, pero yo insistía: porque lo necesitaba.
No voy a mentir, hubo muchas veces donde decidí alejarme de esos hábitos. 

Creía que eran compulsivos y que no eran puros. ¿Qué acto es puro? ¿Por qué precisaba de sentirme pura para habilitarme a hacer algo? Igual no me detendré en responder.

Últimamente fantaseo. Fantaseo con unirlo todo. Escribir y ser modelo.

La culpa no desaparece.

Y se me está yendo la inspiración…
(una linda forma de decir que la resistencia emergió)

Hay algo que siempre me detiene cuando quiero realizar lo que a mi deseo le pertenece.

Comentarios

  1. Una profesora de teatro repetía siempre "poesía del cuerpo, éxtasis del alma" para recalcarla importancia de encontrar el vínculo entre personaje/realidad.
    Letras, imágenes, más/menos hipermedia, catarsis, deseos y resistencias, si eso nos mantiene vivos ¿no es acaso el mejor motor de la vida?
    Que las manos vayan solas en el teclado, que el cuerpo pose pero el alma se retrate.
    O algo así.
    Éxitos

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  2. Es increíble cómo tus palabras hacen que mi mente viaje en ellas, haciéndome sentir en parte como Vos te sentís al escribirlas . Gracias por cada letra!

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