Catarsis de un lunes a la tarde

No se que sera aquello que me hace sentirme tan extraña a esa distancia -el viento me llevo lejos y no me disgusta ni un poco el lugar donde me encuentro-. No se porque me entristece ver como se alejan de mi, cuando en verdad soy yo la que me fui. Tal vez soy demasiado debil para ser sincera con mis sentimientos. Y mis ojos empiezan a lagrimear una vez mas por creerme rechazada de sus realidades.
Que tontería, cuando solo puedo encontrarme aquí, siempre deseo encontrarme allá. Mi corazón no cabe en cualquier lado. Y a su lado mi corazón siempre dolerá. Pero de repente se juntan de manera constante y solo puedo interpretarlo como un "ni se te ocurra aparecerte por aquí". Quizá soy demasiado terca conmigo misma y no puedo dejar ir lo que me hace mal. Porque aun con los años me revuelco en el mismo polvo, como si estuviese encariñada a él. Que locura. Ojala pudiera mirar tan solo para adelante y dejar de abrir las puertas del dolor.
No se que sera que me encuentro perdida en sus mirada. Los años a veces son buenos y a veces son malos, eso es lo que aprendí. Pero no se si estoy esperando el fin de esto o el resurgimiento. Podría olvidarlas por completo y sonreír al recordar. Podría caminar como lo estoy haciendo pero sin voltear un segundo la mirada hacia atrás. Pero elijo quedarme con los ojos fijos en sus espaldas alejándose que me dicen "no te estamos eligiendo esta vez..."
Mi vida gira entorno de si soy parte o no. De si esta vez estoy dentro de la cancha o si, de nuevo, me encuentro en el banco de suplentes. Parece una repetición. Pues lo es. Una repetición en transferencia diría Freud. Un reencuentro constante con ese fracaso insuperable. Un mundo que intento ligar pero de mis manos eternamente escapara -que tontería nuestra menta tan frágil que parece un corazón-. Y ojala algún día ya no me importe si me elijen en su equipo o si quedo guardada por las dudas en algún cajón de su alma.
"Te necesito" suelen decir luego de un tiempo. Como si yo fuese útil  en esos momentos de caos donde ahí si les vienen bien mis palabras. Mientras se ríen de ellas y parecen no comprenderlas. ¿Acaso solo seré persona de algunos días? ¿O hay algo en mi que se podrá respirar todos los días? Pues yo lo creo, y si ellas no, tal vez es hora de no seguir considerando su reflejo como mi imagen real.
Juro que no entiendo porque me cuesta levitar en esta situación. Si los ojos se corren de mi yo ya entro en la perdición, como si solo existiese cuando los demás me ven existir. El ojo y el Otro. Una distancia demasiado grande para creerme segura ahí.

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