La moral privadora del goce sexual en la mujer


Hay una suerte de valoración masiva de la capacidad racional y a su vez una desvaloración despectiva del cuerpo. Una estúpida correlación entre el cuerpo que se muestra y la mente que piensa, como si mostrar el cuerpo y no tapar la sexualidad de este sea sinónimo de una incapacidad o una baja capacidad de pensar racionalmente o intelectualmente. Y aún si así lo fuera, ¿porque deberíamos solamente dedicarnos a cumplir con los estándares de qué tan inteligente se supone que debemos ser? ¿Porqué tenemos que ser necesariamente inteligentes y "explotar" nuestras capacidades mentales únicamente? ¿Porqué una mujer vale más si escribe un texto y no si publica una foto de sí misma? ¿Porqué el único parámetro para valer es el pensar y la productividad intelectual? ¿Porqué debemos valer? ¿Tenemos que tener un precio y ese precio determina que trato nos merecemos? ¿Acaso no podemos ser tan sólo quienes deseamos ser y que eso sea motivo suficiente para vivir dignamente?
Esto da cuenta de que detrás del bonito cuento de la inteligencia de la mujer se oculta, en la mayoría de los casos, la histórica persecución al cuerpo de las mujeres y su sexualidad. De una forma o de la otra, acá estamos aun decidiendo que debe o no debe hacer una mujer con su cuerpo, que debe o no debe mostrar, y sobre lo que tapa que tanto debe estar tapado.
El disfrute del sexo en la mujer resulta bastante penoso para la mayoría, tratando de frenarlo con argumentos estúpidos pero más que nada peligrosos, como por ejemplo asumir que una mujer inteligente no se acostaría con un hombre en la primera cita, etc. De esa forma una mujer que decide tener un encuentro sexual casual rápidamente cae en el estigma de "no ser lo suficientemente inteligente", y por el otro lado, una mujer que fue etiquetada como "suficientemente inteligente" se ve presionada a no tener encuentros sexuales espontáneos. De una forma u otra, se regula y limita la práctica sexual de la mujer, siendo el encuentro con un hombre en una relación ya previamente formada la única forma socialmente aceptada de tener sexo "dignamente". Y que conceptos tan complejos: dignidad, valor, respeto, inteligencia. Conceptos que no son más que herramientas que operan en un discurso hegemónico patriarcal que oprime la libertad de la mujer en todos los ámbitos.
Hace falta un largo recorrido de educación sexual para poder desprendernos de todos los estigmas y conceptos errados. Discursos moralistas que al encasillar la práctica sexual como buenas o malas, dignas o indignas, lo único que logran es la sumisión de nuestros cuerpos y la privación de nuestra libertad para satisfacer el deseo social de como una mujer debe ser en la cama.

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