Un melancólico momoji

Al final todo se rompe. Las promesas, las esperanzas, los proyectos, uno mismo. El tiempo no perdona y le da su fin a cada cosa que nace en este mundo. Como vos, como yo, como nuestro amor. Nacimos en primavera, como era de esperar. Una flor preciosa que nos enloqueció por completo. Todo parecía estar muy bien. Pero nada pudo detener la llegada del otoño, con todo lo que ello significa. Nada pudo evitar que esa flor se marchitara. Nada sobrevive en este mundo. Eso es algo que a duras penas hay que aprender.

La anterior noche tuve un sueño. A veces dicen más de lo que uno está dispuesto a escuchar. La taza que una vez me regalaste se rompía en varios pedazos. Y con la taza rota perdía lo único que me quedaba entero en la vida. Y lloraba, muchísimo. Despierta comprendí que en esa taza estábamos nosotros, y que nos estábamos rompiendo. En un año donde toda mi familia se disolvió, y mi mundo cambio tan drásticamente, también nos disolvimos nosotros. Como efecto de una onda expansiva, tal vez. Como algo que inevitablemente nos iba a suceder.

Pensar que estaba tan embriagada con mi deseo. No podía creer sentirme tan atraída por alguien. Nunca antes me había sucedido de querer revolcarme tantas veces sin cansancio. Solo podía pensar en cuando seria la próxima vez.

Pensar que estaban tan cansado de mi deseo. No podías crees por primera vez no tener interés en acostarte conmigo. Solo podías pensar en que excusa podías darme la próxima vez.


Me decís que no queres perderme. Pero creo que yo te perdí primero. 

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