Sobre la vida, ¿de que otra cosa se puede hablar?

Los adultos se aferran a la economía como única realidad humana. Otra cosa no vale, no entra en el juego. El estrés solo se gana por trabajar. Y las preocupaciones son por no llegar a fin de mes. El amor, la amistad y la integridad personal, son temas menores, temas "sin importancia". La vida esta para trabajar.
Si a un niño y/o adolescente, se lo comprende, se lo respeta y le estimula sus desahogos personales, sus alegrías  su amor, su paz; no llegara, entonces, a valorizar el trabajo, a llenar su vació con el consumo, a programarse para producir y gastar.
Claro esta, como la universidad y el trabajo es prioridad de la sociedad capitalista. Y toda esencia y sentimiento natural del hombre se reprime sutilmente. No hay nada mas importante que llegar a fin de mes, estamos atados a eso. Y aunque nos parezca absurdo el dinero, -porque es seguro que todos en un momento de nuestras vidas damos cuenta de eso-, no podemos imaginarnos otra realidad sin tener que levantarnos todas las mañanas para trabajar. Trabajar, y trabajar. Consumir, y consumir. La vida esta hecha para eso. Creemos en eso. Adoramos eso.
El capitalismo ha llegado al punto, en que por mas que comprendamos que es inutil y enfermizo, que daña el ambiente, que mata animales, que nos mata a nosotros, aún no podríamos renunciar a él. Todo nuestro amor, nuestra integridad personal y naturalidad ha sido reprimida, y descuidada hace tiempos remotos. Nacemos ya con ese vació, la sociedad capitalista nos ha quitado eso. Para consumir necesitamos lugar. Para llenar necesitamos un lugar vació.
Si quisiéramos retomar nuestras raíces  o seguir el ejemplo de nuestros ancestros, el tiempo nos comería vivos; porque tenemos que trabajar, tenemos que tener plata para poder comer, para tener donde vivir.
El trabajo es nuestra única salida. Y no podemos salir de eso.
Paradojicamente, aun con nuestro vació llenado por materia insignificante.. el vació esta. No somos los pocos que hemos sufrido terriblemente, que hemos llorado noches enteras, y que cargamos en nuestras espaldas una mochila de recuerdos, angustias y temores. No somos los pocos los que amamos, entregamos todo -anda a saber qué-, para ser 'felices'. No somos los pocos, los que muy dentro sabemos, que a pesar del dinero, de que ropa lleves, de que celular tengas, y de cuantos lujos puedas darte, que si no sos feliz con vos mismo y con tu alrededor, que si no tenes una banda sonora que te acompañe la vida, que si no te reís aunque sea una vez a la semana, nada pero nada vale.