Una identidad líquida en la pandemia

Estoy bien.
El valor de mi amor me llena de energía y de sensaciones espasmódicas agradables. Descubrí, por décima vez, la tranquilidad de mi ser a disfrutar de los besos y las caricias. Descubrí que no soy mujer que pueda darle un beso a cualquiera. Nunca me gusto a la hora de hacerlo. Y he besado a miles de hombres, hasta mujeres también. Y nunca, pero nunca, sentí algo respecto. Solo eran simples labios, y mayoritariamente desconocidos, que se entrelazaban con los míos sin sentido alguno, sin motivación.. solo un *porque si*. Encuentro, entonces, el beso como una demostración de calor y cariño, de pasión y deseo, hacia una persona. Podemos besar a miles, pero solo pocas son las que en verdad queremos besar. Las que en el momento donde se juntan las bocas te entregas por completo a la situación, y solo sentís un sin fin de sensaciones realmente muy agradables.
Cada vez que me encuentro con mi pareja en la intimidad, mi corazón no se retuerce, de hecho.. se expande. Creí haber hecho el amor antes, creí haber conocido el amor pleno en lo sexual. Pero me había equivocado. Con él lo descubrí, con él lo aprendí  Solo cuando estamos juntos es cuando yo hago el amor. Realmente estoy viviendo una experiencia increíble. Y estoy muy contenta.