La vida me dio un abrazo y me dijo: mira bien y vas a encontrar lo que buscas.
Mucho tiempo enumere mis defectos pero no mis debilidades, enumere mis fallas pero no mis errores. Puse hincapié en la maldad de los demás, creyéndome luchadora, o peor aun: creyéndome inmune. Pero por suerte la vida te da lo necesario para abrir los ojos, y en el transcurrir de estos últimos dos meses reflexione y comprendí cosas que siempre había dejado de lado.
En cierta parte, fui victima de la soberbia. Creí y asegure mi camino como el único valido, mi pensamiento como el mas correcto, cuando a la vez, hipocritamente, me llenaba la boca con discursos sobre que cada uno vive su vida como quiere. No solo fue un "me equivoque", fue peor, fue un error. Me aleje de mil personas por encontrarlas "diferentes". No, siempre fueron diferentes, todos somos diferentes. ¿No me queje siempre de que seamos todos iguales?. Confusión, mucha. Les declare la guerra a tantísimas personas, que no por casualidad, son de las mas valiosas para mi. Luche y perdí. Porque era una guerra ficticia y absurda, o peor: venenosa. Por defenderme (no se de que) me convertí en mal amiga, en mal hija, en mal nieta, en mal sobrina, en mal hermana y en mal novia. Deduje -¿en base de que?- que tenia que hundirme en mi soledad y pensamientos, en que mis principios eran lo primero. Si, los principios son lo primero. Pero no me había dado cuenta, hasta entonces, de que mis principios de amor, de lucha, de progreso, eran fuertemente corrompidos con mis actitudes egoístas y soberbias al alejarme de mis seres queridos por pensar diferente a mi.
El mundo me abrió un abanico de historias y momentos, donde note, por suerte, la calidez humana, mas allá de los pensamientos. La verdadera amistad no depende de compartir luchar o ideales, de hecho, no depende de nada. El vinculo que tengo con mis grandes amigas no se trata absolutamente de nada, y por eso mismo es glorioso. Es solo amor. Juntarse y que simplemente las cosas fluyan, crezcan y se muevan entre nosotras. Pasa exactamente lo mismo con la familia, no hay condiciones ni conveniencias. Cuando menos lo esperaba aparecieron los que nunca aparecen con la mano extendida para dar ayuda. Cuando menos lo esperaba estábamos todos bailando sin importarnos absolutamente nada en el cumple años 80 de mi abuela. Fue inevitable no sentir emoción en estos días. El mundo sigue girando, al fin y al cabo. Y comprendí que el odio me había absorbido y me había asegurado que tenia que protegerme y defenderme de la crueldad humana. Al final, lo único que logre, fue alejarme de la calidez humana.
Por suerte tengo una nueva oportunidad. El amor nunca cesa y el odio tampoco. La peor debilidad es odiar tanto, es hundirse en los pensamientos puramente propios, es cerrar los oídos y escupir por la boca.
No me siento salvada, me siento conmocionada. ¿Cuantas cosas mas me faltan por ver? ¿cuantas mas me faltan aprender?, la vida nunca deja de sorprenderme: cada día, realmente, se puede ser mejor. Y en eso, soy terriblemente optimista. En mi búsqueda del verdadero amor, cada vez estoy mas cerca.
Brindo por eso: por la salud y el amor. Vivir con eso basta. Vivir es eso.
¡A no rendirse!
En cierta parte, fui victima de la soberbia. Creí y asegure mi camino como el único valido, mi pensamiento como el mas correcto, cuando a la vez, hipocritamente, me llenaba la boca con discursos sobre que cada uno vive su vida como quiere. No solo fue un "me equivoque", fue peor, fue un error. Me aleje de mil personas por encontrarlas "diferentes". No, siempre fueron diferentes, todos somos diferentes. ¿No me queje siempre de que seamos todos iguales?. Confusión, mucha. Les declare la guerra a tantísimas personas, que no por casualidad, son de las mas valiosas para mi. Luche y perdí. Porque era una guerra ficticia y absurda, o peor: venenosa. Por defenderme (no se de que) me convertí en mal amiga, en mal hija, en mal nieta, en mal sobrina, en mal hermana y en mal novia. Deduje -¿en base de que?- que tenia que hundirme en mi soledad y pensamientos, en que mis principios eran lo primero. Si, los principios son lo primero. Pero no me había dado cuenta, hasta entonces, de que mis principios de amor, de lucha, de progreso, eran fuertemente corrompidos con mis actitudes egoístas y soberbias al alejarme de mis seres queridos por pensar diferente a mi.
El mundo me abrió un abanico de historias y momentos, donde note, por suerte, la calidez humana, mas allá de los pensamientos. La verdadera amistad no depende de compartir luchar o ideales, de hecho, no depende de nada. El vinculo que tengo con mis grandes amigas no se trata absolutamente de nada, y por eso mismo es glorioso. Es solo amor. Juntarse y que simplemente las cosas fluyan, crezcan y se muevan entre nosotras. Pasa exactamente lo mismo con la familia, no hay condiciones ni conveniencias. Cuando menos lo esperaba aparecieron los que nunca aparecen con la mano extendida para dar ayuda. Cuando menos lo esperaba estábamos todos bailando sin importarnos absolutamente nada en el cumple años 80 de mi abuela. Fue inevitable no sentir emoción en estos días. El mundo sigue girando, al fin y al cabo. Y comprendí que el odio me había absorbido y me había asegurado que tenia que protegerme y defenderme de la crueldad humana. Al final, lo único que logre, fue alejarme de la calidez humana.
Por suerte tengo una nueva oportunidad. El amor nunca cesa y el odio tampoco. La peor debilidad es odiar tanto, es hundirse en los pensamientos puramente propios, es cerrar los oídos y escupir por la boca.
No me siento salvada, me siento conmocionada. ¿Cuantas cosas mas me faltan por ver? ¿cuantas mas me faltan aprender?, la vida nunca deja de sorprenderme: cada día, realmente, se puede ser mejor. Y en eso, soy terriblemente optimista. En mi búsqueda del verdadero amor, cada vez estoy mas cerca.
Brindo por eso: por la salud y el amor. Vivir con eso basta. Vivir es eso.
¡A no rendirse!
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