Lo que no se puede decir
El mundo se me vino con tuti, cosas que pasaron siempre y cosas que pasaron de repente, buenas o malas, pero que no fueron parte de mis ideas fijas. Y ahí esta el problema: no cedo ante mi misma. La flexibilidad la tengo, pero no se a que tal punto es una manera de aparentar que de ser. Y esa es una de las grandes incógnitas que me rodearon siempre: mi identidad. Dicen que uno se hace con las acciones, también dicen que tenemos esencia, o que somos unos pelotudos sin medida. Opto por la ultima. Pero mi Identidad se me torna confusa la mayoría de las veces. Si estoy positiva me armo un concepto de mi misma que me salva, pero si estoy negativa pongo como bandera mi oscuridad como defecto y culpable. Un mambo terrible. No se hasta que tal punto uno puede realmente definirse, ni se si es necesario o no... pero las dudas no dependen de su contenido sino de que tan a pecho las tome. En mi caso me consumen bastante. Y eso mismo es lo que me da esa ambigüedad entre mis discursos: aseguro pero dudo. Es como una cuestión reciproca: mi manera ambivalente de enfrentar mis dudas es la misma que me torna confusa mi idea de Yo. Un desastre... Y siempre tengo esa esperanza de encontrarme en lo que estudio. Probablemente uno de los motivos por los que estudio Psicología es para tener una puta teoría donde entre mi cabeza, y de esa manera, bajar mi ansiedad. Pero no es tan sencillo, y capaz, incluso, sea imposible. Las materias están fragmentadas las unas y las otras, mas en una carrera donde la conforman diversas escuelas teóricas y practicas que se putean entre sí. Trato, y de hecho, me sale bastante bien, hacer una conexión en las cosas que veo en cada materia... Pero, he aquí otro inconveniente: dedico mis energías y mi concentración en comprender y organizar lo que veo en la facultad de manera que sea conciliable con mi ser. Después a la hora de estudiar, me peleo con el texto, y en los parciales me va a para el ojete. Un desastre. Esta carrera me va a costar un ojo de la cara, porque estoy apostando cuestiones demasiado mías, que no voy a querer perder, porque seria ceder ante mis ideas (epa! volvimos al principio). Podríamos (podría, bah) concluir que la solución va por el lado de tener una mente mas flexible y mas receptiva.
No se si realmente quiero hablar de esto, y en realidad hable de miles de cosas más durante este texto, que por moral, ética y miedo no puedo nombrar tan explicitamente. Eso me atormenta un poco. ¿Donde hablo todo lo que quiero hablar?, ese espacio se me negó por razones económicas y no puedo hacer nada al respecto. Pero con amistades o con mi novio hay cosas que no se pueden decir tan libremente y que haya una charla real respecto a eso. Hay demasiadas cosas en juego. En un lado puedo hablar de A, en otro de B, y así sucesivamente. Todo fragmentado, como si A no tuviese nada que ver con B. Y quiero mezclar todo, quiero interaccionar con estas cosas que me pasan, y tener por lo menos una pequeña sensación de integración en mi mente. Ay, se me parte la cabeza en tan solo escribir estas cosas. Tengo un matotote que, no voy a negar, me hace sentir viva. Hace bastante no tenia esta intensidad, ni tanta información que procesar, ni tantos cambios a los cuales habituarme. Estoy a full. Eso significa millones de cosas, pero la mas importante, es que estoy despierta, activa y viva. Ya no estoy parada en medio del camino, ni estoy mirando el que pasara o el qué dirán. Las cosas están sucediendo aquí y ahora, las acciones hay que llevarlas a cabo, y es tan veloz la demanda de estas, que no siempre tengo ese tiempo de reflexión. Estoy con acumulaciones, de todo tipo. Necesito llorar por mucho tiempo, pero me trae demasiado dolor de cabeza y una sensación de fiebre. Termino mas hecha pelota después de llorar de lo que estaba antes. Aaaay, como extraño llorar en paz, y quedar reluciente luego. Las veces que mas o menos estoy próxima a esa antigua sensación es cuando lloro con mi novio, donde estoy abrazada por él, y de la risa al llanto solo hay un paso. No tengo tanta presión y puedo entregarme un poco mas a mi llanto sin terminar desastrosa en el intento. Si, dije muchas veces las palabra "llanto". Pero no voy a andar perfeccionando este texto que solo es mi humilde catarsis, llena de pelotudeces donde me justifico y me excuso. Una catarsis lejos de ser honesta y transparente donde consiga una herramienta para dar un paso mas a esta confusión mental.
Si, la cuestión esta en que no es momento de centrarme en mi confusión o no. Por primera vez en mi vida siento o debo cuidar de alguien, y la responsabilidad que eso conlleva. Nadie lo pidio, pero es el rol que cumplo en esta historia. Y no me molesta ese rol, todo lo contrarío. Es el que me corresponde, y es uno que se llevar a cabo. Pero las presiones existen y el miedo de hacer algo mal también. ¿Que tanto entra en juego lo que yo pueda o no pueda hacer y como lo haga? Probablemente sea minimo, o no. Hay días donde siento que logre ayudar, dar cierto alivio o cierto aliento. Y hay otros donde me asusto y no se si pueda hacer algo al respecto. No, me retracto. No es una cuestión de días, sino del momento. Primero me asusto y trato de escapar de la situación, me enojo conmigo y con lo que sucede: no quiero estar ahí, ni ser parte, ni que esta realidad siga llevandose a cabo. Pero son pensamientos que llegan y no se quedan, actuo igual en base a la situación, me meto el temor y todas las incertidumbres en el orto, y pongo un acolchado sobre mi misma que me proteja de los fuertes golpes que en verdad no son dirigidos hacia mi. Y pasa, de un momento a otro, ni se como, ni como pude tener la certeza de que palabras usar, y logre que no me gane la ansiedad ni la desesperación. Llegué, y ya no tengo tanto miedo. Creo que si estoy en ese lugar, en ese rol, es porque me corresponde, porque se que hacer con eso. Lo correcto o no, la salvación o no. Pero hice mi parte, que es en cierta medida fundamental. Una parte que si no estuviera faltaría, y no se que pasaría. Pero no va al caso, me corresponde y me responsabilizo. A pesar del miedo, mi pecho esta preparado para las balas. Estoy firme. Si... estoy excedida, estoy asustada, estoy topada de información que me vino de golpe. Si... no tengo las herramientas para poder procesar esto, y a penas tengo para accionar ante esto. Por ahora la pegué, por ahora pude calmar su llanto, escuchar sus palabras, no asustarme con ellas, o mejor dicho: comprenderlas. Pude mirar su rostro y saber en que circunstancias nos encontrábamos. Pude sentirme, una vez por todas, una hermana.
Estoy despierta desde las 7 am (nada grave, lo se) y acá estoy, 2:38 am. No pare ni un segundo. No tengo intenciones de parar. ¿Puedo parar? ¿Puedo darme ese lujo de apretar el botón de apagado? ¿Puedo salir a divertirme, a vivenciar mi vida? Poder puedo. ¿Quiero? ¿Tengo ese permiso de parte de mi misma? ¿Cuanto a cargo tengo sobre mis espaldas? ¿Cuanto de mi presencia puede efectuar algo que valga?
No me puedo hacer la boluda, no puedo conformarme con secar sus lagrimas. No puedo dormir tranquila creyendo que su alivio sera a largo plazo. No, porque se que no es así. Tampoco puedo ser un perro guardián. O si... ¿mi rol solo vive entre estas puertas? ¿o es momento y necesario de que comience a estar en todo momento?.... ¿Cómo hacerlo?. Mi celular anda para el culo y ella ni siquiera tiene.
Mientras estoy afuera niego la realidad y esta situación... sino sería imposible realizar mis actividades. Pero al verla, se que nada ha cambiado, y que tengo que estar lista siempre para esta batalla. Después me cuenta que en tal momento x del día sintió o vivo una situación particular, y me culpo o me hubiese gustado estar ahí para contenerla. ¿Que pasa si no estoy? ¿puedo modificar? ¿puedo estar absolutamente todo el tiempo para contenerla? Aunque quisiera, ¿como lo hago?. Tengo demasiadas preguntas, que ya hice una y otra vez a varias personas... pero no logro encontrar la respuesta. O tal vez si: no puedo hacer mas de lo que estoy haciendo, lo demás es cuenta de ella y de la vida misma. Me excede. Si, es eso. Me excede. Estoy haciendo todo lo que esta a mi alcance. No puedo salvarla. No puedo protegerla. Solo limpio sus lagrimas y le doy sensaciones de alivio efímeras. No es poco, de hecho, es mucho... pero no es nada que me asegure que todo va a estar bien. La cosa esta a punto estallar. No quiero que estalle. Tengo miedo a que estalle. No puedo hacer nada para evitar que estalle. Solo confiar, y si creyera en Dios rezaría... bueno, el otro día rece, pero es un secreto. En estos momentos vendría bien que nos ilumine un poco más el sol, como préstamo hasta que lo volvamos a encontrar.
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