Intercambio... ¿equivalente?

Nuestra capacidad de ser choca con nuestra incapacidad de ver. Confiamos que la verdad se trata de supuestos, que no hay cambio aceptable. "Lo que es por algo es, para qué modificarlo". Vivimos luchando convertirnos en algo que entre en el paradigma de la sociedad, vivimos intentando pensar en lo correcto, y hacer lo correcto. -¿Sera, entonces, lo correcto?-. Nos escapamos de nuestra identidad y de nuestra esencia, nos refugiamos en personalidades e ideales para protegernos del rechazo y de la indiferencia. Somos todo menos nosotros mismos. Somos consumistas porque así nos programan, e inclusive que casi lo necesitamos. Somos caretas si no cumplimos las expectativas de la juventud. Somos todo lo que hay que ser para se considerado juventud. Y al entrar a la edad adulta debemos rendirnos, entregar nuestra alma al diablo (al sistema), y así transcurrir nuestros días siendo un eslabón más de la mediocridad. Nos callan desde pequeños por decir lo que pensamos. Nos atormentan diciendo que nuestros problemas no significan nada por la edad que tenemos. La niñez esta sobre valorada. Pero la niñez no se trata solo de jugar. Se trata de ser uno mismo y ver y sentir como nuestros padres, nuestros maestros, quien sea, nos van acallando y pisoteando nuestro real deseo. Nos frustran. Nos llenan de cosas que no nos sirven y nos sacan las pocas que nos hacen realmente feliz. En la escuela tenemos que cumplir una serie de condiciones y de comportamientos para ser un buen alumno. Pero, ¿que significa ser un buen alumno? ¿significa ser buena persona, tener una buena vida y ser feliz? ¿o significa ser un buen esclavo, un buen soldado, un futuro ciudadano?.

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